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Mindful eating, qué es y cómo ponerlo en práctica

El Mindful Eating o Alimentación Consciente puede ayudarte a poner orden, aunque no sea una dieta

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Mindful eating, qué es y cómo ponerlo en práctica
El Mindful Eating propone una nueva relación con la comida añadiendo un aspecto mental.

El mindful eating parte del propio mindfulness y se resume de la siguiente manera: es un método para comer de forma más consciente y por tanto más saludable, lo que ayuda a controlar el peso y a sentirnos mejor. Se trata, en definitiva, de una nueva corriente nutricional en la que prestamos atención a lo que estamos comiendo, dedicándole el tiempo suficiente y disfrutando plenamente de la comida, lo que ayuda a conectar con nuestro cuerpo y a saber lo que éste realmente necesita consumir. La pregunta es: ¿cómo puedes ponerlo en práctica? Te ayudamos a conseguirlo con estas claves:

1. Antes de comer, piensa. Es la base de mindfulness, pararte a pensar y analizar antes de actuar. No te lleves cualquier cosa a la boca por hambre, rutina o aburrimiento con la excusa de que entrenando vas a quemarlo todo. No podemos dejarnos llevar por nuestras apetencias, el hambre o una mala gestión de nuestro tiempo que nos lleva a comer cualquier cosa.

2. Come cuando tengas hambre de verdad. Es bueno recuperar la sensación de hambre, dejando pasar unas 3 horas entre cada comida y realizar una vez al mes ayunos de 24 horas con zumos y caldos depurativos, para llegar a saber lo que es el estómago vacío. Esa sensación nos reconecta con nuestro instinto de supervivencia y nos enseña a distinguir el hambre de la gula. Hay que aprender a reconocer el hambre real del picoteo porque hemos acostumbrado al cuerpo a comer a todas horas.

3. Deja de comer antes de llenarte. La mayoría de nosotros hemos dejado de reconocer la señal de saciedad, comemos raciones estándar medidas por los platos, vasos y boles que tenemos en casa, pero no todos necesitamos la misma cantidad de alimentos. El “Mindful eating” te ayuda a reconectarte con tu estómago y comer lo que necesitas.

4. Haz un menú y una lista de la compra cada semana. La mejor forma de evitar picoteos con comida procesada rica en grasas y azúcares es tener un plan de menús semanales. Así puedes tener hecha la compra de los alimentos que vas a necesitar y que son los más saludables; y al llegar a casa con el cansancio y el estrés diario, puedes preparar comidas ricas y sanas en poco tiempo y no acabar comiendo patatas fritas de bolsa o helados porque es lo único que tienes en la cocina y tienes hambre y ansiedad.

5. Simplifica las recetas. Las comidas saludables no requieren de mucho tiempo para cocinar ni para comprar los ingredientes. Procura basar tu dieta en un 50-60% de alimentos frescos como frutas, verduras y hortalizas que no requieren cocinado o solo una ligera cocción. Utiliza la plancha y no te compliques con comidas elaboradas.

6. No comas haciendo otras cosas a la vez. Hay que volver a comer en la mesa, sin tele ni tableta ni móvil, disfrutarás más de los alimentos y comerás menos cantidad.

7. Ten buena memoria. No te olvides de lo que ya has comido, repasa mentalmente lo que has comido y cuánto tiempo ha pasado, tanto para no comer de más y a todas horas, como para no saltarte comidas.

8. Come despacio y mastica bien. Una de las bases del “Mindful eating”. Ayudarás a digerir y absorber mejor los alimentos, comerás menos cantidad y retrasarás la sensación de hambre.

9. Escucha tu cuerpo y adapta la alimentación a tus necesidades. Cada persona tiene un ritmo y cambiarlo no siempre es lo mejor. Si lo tuyo no es desayunar a primera hora, no te obligues, prueba a levantarte temprano, hacer algo de ejercicio en ayunas y desayunar después que se habrá activado tu apetito.

10. Disfruta de lo que comes. En “Mindful eating” comer es un placer para los 5 sentidos: vista, olfato, gusto, tacto y oído. Opta por alimentos de primera calidad y de temporada que te permiten disfrutar los colores, olores, sabores, texturas y hasta el placer de el sonido que hace al crujir una manzana o una lechuga fresca.

11. Evoluciona tu dieta. Adapta tu plan nutricional a tus nuevas necesidad, a tu edad, etc. No necesitamos lo mismo con 20 que con 50 años, ni en verano que en invierno. Sé flexible, cambia tus menús con las temporadas.

12. Analiza tus antojos. Antes de coger cualquier cosa de la cocina, piensa qué te apetece realmente, analiza si es gula o hambre. Si tienes hambre, te apetecerá comerte una manzana, no una bolsa de papas fritas

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