El desencanto de los usuarios de X

Hace más un año, el 28 de octubre de 2022, Elon Musk hizo la sorprendente adquisición de Twitter por una asombrosa cifra de 44,000 millones de dólares.

Desde ese momento, el panorama ha experimentado un cambio significativo: el magnate redujo a la mitad la plantilla de empleados, introdujo un sistema de suscripciones, restauró miles de cuentas eliminadas y, quizás lo más impactante, reemplazó una marca de renombre mundial, Twitter, por una desconocida y aparentemente contraproducente: X.

En una encuesta realizada por el diario El País a 21 usuarios apasionados, más del 90 % coincidió en que utilizan la plataforma igual o menos que hace un año, y su experiencia general ha empeorado.

Estos sentimientos se relacionan con los cambios en la estructura de la plataforma. Musk, obsesionado con convertirla en una "app todo en uno" para compensar la caída de la publicidad, ha decidido otorgar más visibilidad a las publicaciones patrocinadas en detrimento de la información de los usuarios.

Además, la incertidumbre prevalece debido a los cambios emocionales y financieros del dueño, quien parece tomar decisiones arbitrarias sobre el futuro de la plataforma. La polarización y la toxicidad, que ya eran notorias antes de su llegada, se han acentuado gracias a la proliferación de bots y spam que generan crecientes incomodidades entre aquellos que desean evitar las agresiones anónimas y gratuitas.

Sin embargo, la mayoría de los encuestados, como adictos indecisos, señalaron que tal vez abandonen la red en el futuro, pero no lo harán de inmediato. La fuerza de la costumbre y la falta de alternativas atractivas mantienen a los usuarios en la plataforma. Solo tres razones podrían inclinar la balanza definitivamente: la imposición de una tarifa para su uso, un mal funcionamiento debido a problemas técnicos o la migración de la comunidad a una red superior.

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